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Cable a tierra, de Fito Páez

(o diálogo entre Yo y el Niño que fui, y que aún vive en mi interior)


Siempre me gustó esta canción. 

Quiero decir: todo Fito me gusta mucho, me llega a un nivel de profundidad tal que me conmueve como nadie más. Me hace llorar, me hace cantar, me hace bailar, me hace reír. Me hace hacer Fuck You. 

Pero esta canción me gusta especialmente. Algo en su voz, en su pausado cantar que llega alto como sin esfuerzo y luego acelera. Algo en los acordes del piano que acompañan pero como queriendo ir a otro lado.

La sensación de haber estado corriendo un largo rato, cuadras y cuadras bajo la lluvia, sin rumbo, y de pronto detenerse, bajar la marcha y ponerse a llorar.

Y recién hoy, al tocarla y cantarla en el piano, me cae la ficha.

Mi repertorio en el piano es muy limitado: cinco o seis canciones de las que Cable a tierra sea probablemente la que más me gusta tocar. Junto, quizá, con Barro tal vez. 

Me gusta tocarla muy lento. Como un rezo. Percibo la particular unión entre una armonía y una melodía que aparentan ser tan distintas pero son tan parte de lo mismo. Y danzan como en espiral. Un arpegio que sube y baja. Convertido en palabras que son un triste y bello lamento.

La ficha que me cae al tocarla y cantarla sucede en un segundo. Convertida en palabras, dice más o menos lo siguiente:

De adolescente, cuando Giros y Ey! sonaban todo el tiempo en mi Discman, yo sentía que Cable a tierra era un canto, casi una recomendación para los demás. De Fito para un otro.

“Si estás en la oscuridad, si te estás dando con todo, yo te entiendo, estuve ahí, y por eso puedo aconsejarte: tirate un cable a tierra”.

De adulto, hasta hacece no muchos años, lo que sentía al escuchar la canción, muy infrecuentemente, era distinto. Un canto para uno mismo. Fito en realidad se habla a sí mismo.

“Escucha al corazón, ese es el cable a tierra”.

Recién hoy, después de tocarla y cantarla por vez número mil, me doy cuenta de que en realidad Cable a tierra es un diálogo. Un diálogo interno entre el que soy hoy y el niño que fui y que aún vive en mi interior.



El diálogo transcurre de la siguiente manera:

(Niño, gritando desde dentro, casi con sus últimas fuerzas, para que el adulto que soy pueda desanestesiarse un poco y finalmente oírlo):

Si estás entre volver y no volver

si ya metiste demasiado en tu nariz

si estás como cegado de poder

Tirate un cable a tierra


Y si tu corazón ya no va más

si ya no existe conexión con los demás

si estás igual que un barco en alta mar

Tirate un cable a tierra


(Yo, perdido como quien escucha una voz que viene de las sombras  y busca con la mirada de dóndre habrá salido el sonido pero no lo encuentra):

Y yo estoy acercándome hasta vos

bajo la luna, bajo la luna

Las cosas son así

tengo el teléfono del freak

que está deseoso de volarte la cabeza

En un par de minutos sale el sol

(Niño, envalentonado por finalmente haber sido escuchado, reclama alguien que lo ame tal cual es):

Si ya no hay nada que anestesie tu dolor

si no llegás, si no alcanzás a verme

Tirate un cable a tierra

(Yo, equivocándome una vez más, queriendo comprender en vez de sentir y contactar):

No creas que perdió sentido todo

No dificultes la llegada del amor

(Niño, decepcionado, utiliza sus últimas fuerzas para gritar):

No hables de más

Escucha al corazón

Ese es el cable a tierra



(Yo, sin entender, canto):

Y yo estoy acercándome hasta vos

bajo la luna, bajo la luna


(sigo Yo, cantando y mirando al niño, pero esta dirigiéndome a alguien más):

Las cosas son así

tengo el teléfono del freak

que está deseoso de volarte la cabeza


(Los dos juntos):

Si estás entre volver y no volver

si ya metiste demasiado en tu nariz

si estás como cegado de poder

Tirate un cable a tierra

Eeeeaaaah

Aaaahhhaahhh

Eeeeaaaahhh

Aaaahhhhaahh

Eeeeaaaahh

Aaaahaaah

Aaaahhhhaeeeeehhh